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martes, 11 de septiembre de 2012
La escalera de la retroalimentación
Existen diferentes herramientas de retroalimentación que ayudan a cultivar una cultura de la Valoración para la Comprensión. Una herramienta muy sencilla y efectiva, es la Escalera de la Retroalimentación. Este tipo de ejercicio pone a los aprendices en el rol de pensar sobre sus propios procesos formativos y dinamizar las discusiones en torno a una situación específica. Cuando maestros, estudiantes, y personas en general están ofreciendo y recibiendo retroalimentación, se recomienda que el análisis tenga en cuenta los siguientes pasos: aclarar, valorar, expresar inquietudes y hacer sugerencias.
ACLARAR:
Cuando las personas comparten su trabajo, no siempre las ideas se entienden claramente y en algunos casos parece faltar información. Antes de ofrecer retroalimentación, es importante aclarar a través de preguntas que permitan entender mejor algunos puntos o que den a conocer ideas que no se han expresado.
VALORAR:
Después de recoger la información apropiada, es fundamental valorar las ideas de los aprendices en el proceso de dar retroalimentación constructiva. Esto contribuye a la construcción de una cultura que apoya la comprensión. Cuando se hace énfasis en los puntos positivos, en las fortalezas y aspectos interesantes y en los comentarios honestos del trabajo de otra persona, se crea un clima de confianza necesario para que se desarrolle una buena sesión de retroalimentación. Simbólicamente, poner atención, manifestar acuerdo con un movimiento de cabeza y tomar notas son otros ejemplos de comportamientos que crean una atmósfera positiva. Estas acciones de valoración muestran respeto hacia los aprendices y sus ideas.
EXPRESAR INQUIETUDES:
Existen, sin embargo, inquietudes legítimas, tales como preocupaciones o dificultades o desacuerdos con algunas de las ideas en cuestión. Este es entonces el momento donde necesitan expresarse tales inquietudes, no en forma de acusaciones ni criticas agresivas, sino como preguntas auténticas. Por ejemplo “¿Has considerado....?”, “¿Me pregunto si lo que quieres decir es....?”, “¿Tal vez ya pensaste acerca de esto, pero....?”. En fin, siempre debemos presentar nuestras inquietudes de manera que no se perciban como una amenaza.
HACER SUGERENCIAS:
Finalmente, ya que expresar las preocupaciones es siempre algo delicado, ofrecer sugerencias se convierte en el último toque para apoyar a los aprendices en el desarrollo de su comprensión. Hacer sugerencias nos pide conectar en forma constructiva nuestras inquietudes, preocupaciones y preguntas de tal forma que el estudiante (o colega) puede utilizarlas como retroalimentación positiva.
FUENTE:
The Ladder of Feedback Protocol
Taken from an online course offered at Harvard – Data Wise.
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